sábado, 17 de junio de 2017

Los albinos






                                                             ALBINOS


Un albino es muy fácil de reconocer a simple vista: Pelo rubio casi blanco, ojos de un azul muy claro y con fondo rojo y piel pálida. Existen diferentes niveles de albinismo, pero esas características se repiten en todos.

    →Quienes sufren el tipo de albinismo más suave, llamado oculocutáneo, poseen las características típicas del albino al nacer pero, con el paso de los años su pelo va tomando un color rubio más común y sus ojos adquieren un tono gris.

    →En el caso de quienes sufren el tipo más severo, conocido como albinismo completo, el tono de piel, ojos y cabello se mantiene igual durante toda la vida. Además, poseen pequeñas manchas en algunas partes de su cuerpo.

Una de cada 17 mil personas en el mundo son albinas, pero en ciertos lugares del mundo la cantidad es mucho mayor. El albinismo puede presentarse en cualquier raza, desde caucásica a amerindios e incluso africanos.


Los albinos, son resultantes de una mutación genética hereditaria. El responsable es el cromosoma 11 que es recesivo. Para que una persona sea albina, debe heredar ese cromosoma de parte de su madre y padre.


Como se trata de un cromosoma recesivo, es posible que dos progenitores no albinos, tengan hijos albinos.

Esa mutación genética, provoca que exista un déficit parcial o total de producción de melanina (el pigmento que da color al cuerpo). El grado de albinismo, depende de la cantidad de melanina, algunos producen un poco y otros nada o casi nada.


ENFERMEDADES

 La gran mayoría de los albinos, sufre de condiciones que le complican la vida.

Una de las complicaciones más comunes son los problemas de vista, ya que el ojo no es capaz de filtrar la luz. Además, sus retinas tienen un tamaño anormal y la conexión entre el nervio óptico y el cerebro está dañada.

La gran mayoría de ellos tiene visión reducida y, en los casos más graves es ciego. Además, necesitan proteger sus ojos del sol de forma constante.

La piel de los albinos, es extremadamente sensible al sol y se quema constantemente sin broncearse. Esas quemaduras resultan muy dolorosas y, si no se tienen los cuidados necesarios, pueden desarrollar cánceres cutáneos. Los albinos utilizan ropa protectora, cremas de protección solar, sombreros y gafas de sol en todas las estaciones del año.



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